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jueves, 29 de julio de 2010

parte 3. De como comenzamos en el swinger.

LAS DOS HEMBRAS

Aquella tarde hacía mucho calor, el domingo se presentaba como otro cualquiera de aquel verano, tedioso, de bochorno, en suma aburrido.

Las dos mujeres (nuestras mujeres, pues de ellas estoy hablando) habían pasado la mañana en sus respectivas casas, nosotros (los maridos) estábamos fuera de casa, distintos compromisos nos habían alejado del hogar.

Luego del almuerzo se escucha el teléfono en la casa de Leonor, esta atiende y le escucha a Marga:

-Che, hace un calor bárbaro, ponete la tanga y cruza, estoy en la piscina y está preciosa.

-Ta!, bueno, ya estaba pronta, sola y con el calor que hace es para estar en bolas.

-Ja ja ja! Te espero con la puerta abierta, entrá y cerrá con llave.

Poco tiempo después, el ruido de la puerta se escuchaba al cerrarse, al rato sólo el ruido del agua, apenas cubierto por las risas de las féminas.

-Que lindo que está.
-Viste, yo voy a aprovechar para tostarme un poco.

-Yo ya me quemé algo, mirá como se marca el soutien.

-Y sacatelo, total, estamos solas.

-Sos boba y ¿si alguien nos ve?

-¿Quién? Si con la altura de estos muros no te ve nadie, ¿no jodas!

Y uniendo la voz a la acción un soutien fue a parar al fondo de la piscina, dos senos se ofrecen al sol, mientras los alza con una mano, con la otra les echa agua que corre caprichosa. Los pezones se muestran duros al contraste frio-calor. La acción de independencia luego es imitada y un nuevo par de senos se muestran orgullosos.

-Mojátelos, mirá que delicia.

Ambos se muestran duros y enhiestos, balanceándose al ritmo del agua, los juegos continúan, ya no son simples movimientos, en ellos hay rozar de pieles, piernas que se mueven, hay manos que comienzan a rozarse, una boca que sin querer rosa una piel y la magia comienza a instalarse en la tarde que ya no es tan aburrida.

Primero, lentamente, como con miedo a la respuesta, al rechazo, pero al ver que esto no sucede, por el contrario que hay una respuesta del deseo lésbico, levemente los ojos se buscan, son dos hembras que sin saberlo se desean, manos que buscan calor y que no se sienten resistidas.

Cuerpos que comienzan a acercarse facilitados por la flotación, por esa libertad de movimientos que el agua, cómplice de Zafo brinda. Jadeos, risas semi-ahogadas, una invitación que finalmente llega.

-¿Porque no nos vamos para el cuarto? total, estamos solas.

-Dale, si no hay nadie...

Y dos cuerpos mojados, chorreando , calientes por el sol… calientes... se dirigen hacia la intimidad que brindará el lecho... y al borde de la cama una de las adoradas dice:

-Dejame que te seco.

-Me gusta estar mojada.

-Con la lengua, boba.

Y manos femeninas van recorriendo un cuerpo de mujer, una lengua recorre lentamente una concha que se abre despacio.

-Así , dale, haaaa… chúpame… noooo!

Y una mano llega al otro sexo, comienza a acariciarlo, se detiene lentamente, levemente tocan los labios vaginales, se comienza a introducir un dedo que acaricia la piel interna de la vagina, se humedece en los jugos vaginales y así, lubricado, toca, suave y caprichosamente el clítoris que se ofrece como una flor. Lo siente endurecerse, lo rodea, lo levanta. Lo oprime salvajemente y los jadeos se entrecruzan cada vez más ritmados.

Un seno es acariciado, un pezón se ofrece duro, desafiante y responde agresivo como una lanza al contacto.

Los cuerpos giran en una danza lésbica, sexos que se procuran y comienzan un lento y afirmado refregarse, vagina con vagina, manos que se buscan y favorecen la presión obligando a la otra a afirmarse más, piernas que se entrecruzan, gritos que sale alocados.

-¿Fuerte! ¡Fuerte! Refregame así la concha!

-Dale, no aflojes, que deliciaaaa...

-Está calentita!, que concha calentita!

Manos que se recorren, bocas que se chupan, dedos que se introducen en una concha húmeda, que a su vez se esfuerza por aprisionarlo con susurros que atraviesan cuerpos.

-Que delicia!! No me sueltes!

Una mano se desliza hacia la mesa de luz, un cajón que se abre, la mano que busca entre objetos de diverso color y que al fin se alza con su tesoro.

-Tenés el consolo! Negra Hija de Puta!!

-Y te lo voy a meter en la cotorra, ¡abríla!

El falo artificial, con su cabezota roja se abre camino por la concha jugosa, manos que se aferran a los muslos para facilitar la abertura, mientras que los ojos ven como se va introduciendo lenta pero firmemente.

-Metemelo todo, ¡aaaahhhh! Que verga! Que verga!

-Goza mi vidita, que divina sos!

La concha sigue abierta mientras que la mano que dirige el miembro lo impulsa adelante y atrás a la vez que lo hace girar produciendo un goce que es imposible de describir.

-Lo siento en el útero, dalle vidita, no pares, Siii!

-Tomá guacha, tragalo todo, todo...

-Si, dame esa garcha, dame garcha!!

-Yegua, si tu marido te ve!!!

-Que se vayan a la mierda!!! Como gozó. Siii!

Y una de las sacedortizas de Zafo se contorsiona con el falo enterrado hasta el fondo, se aferra a la mano que lo aprisiona y el orgasmo estalla con una explosión de calor y fuego interno que la recorre entera.

-Ahhhh! Que delicioso!

.Gozá puta, gozá!! Y las bocas se buscan ávidas de compartir el placer.

-¿Gozaste? Ahora metemelo a mi

-Perá. Ahhh! ahora te lo meto!

-Esperá que me doy vuelta.

-¿Lo querés por el culo?

-Tas loca! Por la concha,

Tanto giran que al final comienzan un 69 con penetración. Y los cuerpos comienzan nuevamente su juego, una boca se llena de concha, la lengua penetra, sale, gira alrededor del clítoris, se abren los labios de la vagina y por el otro lado un consolador entra y sale de la cajeta que se abre y cierra en el frenesí. No hay palabras solo gemidos, dedos que acarician, piernas que se abren, conchas que siguen llenas y que de a poco comienzan a rezumar el goce anticipado.

-Dale, metemelo más, así! así!

El miembro llena un espacio que se adapta y lo oprime, las nalgas se abren y asoma la concha dejándose penetrar por el falo artificial, las caderas se mueven al ritmo acompañando el movimiento de aquel miembro que suple la falta del hombre, a su ves la chupada de concha continúa trasladando el goce de la concha que está siendo penetrada a la concha que está siendo chupada.

El orgasmo se anuncia casi simultáneo, los cuerpos giran y se estiran placerosos, las dos hembras se miran gozosas, gozaron e hicieron gozar, se vuelven a mirar con una sonrisa satisfecha sin pecado y sin remordimientos. Los cuerpos se acercan en un abrazo y la risa termina corriendo suelta, libre.

-Si aquellos estuvieran...

-No jodas!

-Sí, ¿para que los queremos?

Ríen de nuevo y la pregunta no se hizo esperar.

-¿Te gustó?

-Humm! No sé y a vos?

-No sé. Para saberlo tendría que repetirlo, ja ja.

Y la risa se contagia. Dos hembras satisfechas, desinhibidas, placerosas.

-Che, ¿les contamos?

-¿Te parece? No se... y la risa sigue.

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